EL GORRIÓN |
José Vilca tenía mala suerte. No
encontraba trabajo y hacía tiempo que lo venía buscando por todo Lima. En los
restaurantes le decían que el personal de mozos estaba completo...
José Vilca sabía leer. Así que, una tarde, al pasar
frente a una regia mansión, leyó un cartelito que decía: "Se necesita un
hombre para cuidar perros". Iba a tocar el timbre, pero se desanimó
pensando que no lo aceptarían. No estaba en condiciones para cuidar perros...
Cuando llegó de su pueblo tuvo ocupación. Vendía
helados en un depósito rodante. Pero, una mañana, su carretilla fue hecha
pedazos por un auto particular; y no lo destrozó al él porque en ese momento
entregaba el vuelto a un cliente de la acera.
Vilca no fue más a la fábrica de helados; desapareció
en el laberinto de la urbe. ¿Por qué diablos vino a Lima? En busca de porvenir,
pues Lima es la meca soñaba de todos...
Ya no se preocupaba de buscar trabajo. Comía las
cáscaras frescas de las frutas que encontraba en su recorrido... Un día intentó
asaltar a un niño que vendía frutas. Era un niño, y se contuvo, un niño serrano
pobre como él.
"Es la única solución",
se dijo. Su alma era un abismo de debilidad y de sombras... De pronto, en el
ramaje de un árbol, a cuyo tronco estaba recostado, cantó un gorrión, cantó y
cantó. El canto claro del pájaro bajaba del árbol como un chorro de agua a la
fuente seca, llena de polvo, de su alma.
José Vilca sonrió... ¡No podía ser! Los pájaros,
felices, inocentes, sólo debían existir en los campos, en los pueblos, pensaba
Vilca. Sin embargo, allí estaba el gorrión cantando oculto en el ramaje. El
canto de ese gorrión era idéntico al de los gorriones de su tierra..., de
aquellos que, cantando, al amanecer, en los nogales y chirimoyos lo
despertaban siempre.
Vilca recordó, entonces, su niñez, su hogar, los
campos verdes, la vaca que ordeñaba por las madrugadas, cuya leche espumosa y
caliente le humedecía, al derramarse, las manos.
Un rayo de esperanza brilló en sus ojos. Se dio cuenta
de la hermosura del ambiente, de la alegría de los niños que jugaban a su
rededor... Un sudor frío perló su frente. Nublóse su vista y se quedó
dormido... Al despertar, José Vilca era otro hombre, y con paso firme se metió
en la urbe.
Adaptación de Francisco Izquierdo
Rios (Peruano).
COMPRENSION LECTORA
Usamos el diccionario.
* Averigua
el significado de las siguientes palabras y escribe su sinónimo. Luego completa
el cuadro de antónimos.
* Preguntas
de comprensión:
a. ¿Cómo se llama el protagonista del cuento y
cuál era su problema?
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b. ¿Cuál fue su primera ocupación al llegar de
su pueblo?
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c. ¿Por qué se sentía tan triste?
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d. ¿Qué o
quién lo animó a salir adelante y por qué?
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* ¡Ordena
según ocurrieron los hechos!
( ) Recordó
entonces, su niñez.
( ) Intentó
asaltar a un niño, pero no lo hizo.
( ) José
Vilca tenía mala suerte.
( ) Un
rayo de esperanza brilló en sus ojos.
( ) Cuando
llegó de su pueblo vendía helados.
( ) Al
despertar, José Vilca, era otro hombre.
( ) De
pronto, oyó el canto de un gorrión.
¡A dibujar!
* Haz un
dibujo que represente el cuento.
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